martes, 15 de abril de 2008

El Fantasma De Antonia Lopez


(este es un texto escrito hace ya un tiempo. Me gusta y trae buenos recuerdos)


Lo puedes ver por las noches caminando por los bares de Antonia López de Bello. – Le dibujo a la señorita, se la dejo igualita – Es su oferta. La verdad nunca lo hemos visto dibujar. – Si me la cambia un poco, tal ves conversemos – digo. Frase que siempre suelta alguna risa.
- Nunca me dejes terminar el segundo – Es una tímida advertencia que uno escucha con malicia. Y la miro cuando empieza el tercero y sus ojos comienzan a brillar y ya no es la misma. Pero tampoco yo soy el mismo.
Nos miramos buscando esa palabra que ninguno de los dos se atreve a decir. Pero que se encuentra ahí justo entre nuestros labios. Que lejos se encuentran aún. Busco la palabra entre tus parpadeos y cada uno cambia los colores de la situación repitiendo las palabras pero con otro sonido. Y cada nuevo sonido nos vuelve e a entregar una razón para estar juntos.
Afuera muchas personas también buscan palabras, y a cada una el fantasma ofrece una escenografía especial. Y vuelve una y otra ves dando vueltas entre las mismas mesas y seguimos ahí mismos mirándonos y deleitándonos con las cosas que ingeniosamente inventamos para solo seguir mirándonos. Y a veces muchas no tienen sentido. Quizás la mayoría no tiene sentido. ¡Pero que importa! nada importa si todo sirve para que la distancia se estreche.
Las ideas siempre son locas y un poco descabelladas. Y entre las ideas preguntamos al cantor de quien era el tema solo para consternarnos y decir que hoy en día hay mucho ingles y poco Sabina. La frase saca aplausos entre nosotros. Es decir: una ovación.
Algunos te miran cuando ríes. Y deben pensar que algo te causo gracia, pero no saben que solo es un reflejo, porque como ninguno sé que estas nerviosa. Siempre trato de pensar que es por mí.
El fantasma entra por la puerta y apaga la vela en nuestra mesa. O tu le hechas la culpa a él mientras entre silenciosas risas vuelves a prenderla. Yo se que no fue el sino cualquiera de nosotros que al hablar quizás que cosa dejamos brotar un tierno aliento que desea apagarla para que nos vallamos. Y lo gracioso es que el aliento alcanza el fuego de la vela porque sin darnos cuenta estamos más cerca que al principio. Eso nuestros alientos lo saben. Todo en nuestros cuerpos sabe que estamos más cerca, por eso las risas y los temblores.
Entonces el fantasma ofrece nuevamente sus servicios y ahora me arrepiento de no haber aceptado la primera porque tus ojos ya no son los mismos. Si te hubiera dibujado de todas formas serías otra. Pero ya no importa porque nuestros pies casualmente ya bailan bajo nuestra mesa, y se tocan y se rodean. Y van mucho antes que nosotros, quizás en la esquina besándose bajo un balcón o mucho más allá despidiéndose con dulces besos y prometiendo extrañarse. El fantasma decide irse y tú no terminas el tercero. Ya lo sabíamos.

1 comentario:

Mengana Utópica dijo...

Hola "Gutierrez" me alegra haber sido la primera visitada y la primera en visitarte.
te dejo cariños y la promesa de segiuir leyendo tu blog.